La película busca devolver la certeza sobre las producciones animadas de stop-motion. Para muchos expertos de Hollywood, es una de las grandes favoritas en los Óscares 2023
Las producciones de Guillermo del Toro no son comunes. Están plagadas de un nivel artesanal impropio para la industria Hollywoodense, en donde siempre podemos encontrar una mezcla de referencias visuales que apantalla a la vista. También están rodeadas de curiosidades en sus rodajes: desde proyectos que nunca se realizaron por circunstancias pérfidas, hasta auténticas enseñanzas sobre resiliencia y entrega al arte, el cine del tapatío puede presumir de anécdotas casi tan interesantes como su cine.
Pinocho, su nueva cinta que codirige junto a Mark Gustafson (El fantástico señor zorro) para Netflix, tiene de antemano la distinción de ser el primer largometraje animado de Del Toro. En el pasado, el cineasta mexicano había expresado su devoción por la animación como arte y forma narrativa, llegando incluso a ser asesor del estudio Dreamworks en sus películas, así como también desarrollar sus propias series (Trollhunters) y ofrecer becas a jóvenes connacionales en universidades de prestigio en este campo.
Por ello, su versión de Pinocho arribó con altas expectativas entre críticos, profesionales del séptimo arte y audiencias a su estreno en el festival de cine del British Film Institute, agrupación encargada de velar por el quehacer cinematográfico en Gran Bretaña.
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Tardó 14 años en hacerla
Llevar su Pinocho a las salas no fue tarea fácil, como implica toda producción de esta técnica de animación. La cinta tuvo una demora de hasta 14 años desde su concepción hasta su eventual desarrollo, mientras que los días trabajados de la producción dieron un total de 1000, con cientos de artistas de todas las categorías colaborando en plasmar la visión de Guillermo.
En la obra, del Toro adaptó la clásica historia del italiano Carlo Collodi a un contexto e interpretación ajustados a sus intereses. Con la italia prefascista del siglo XX como fondo, la historia se centra en la desobediencia como virtud, una temática que pareciera obedecer al contexto de urgencia derivado de las crisis climática, económica y social que amenazan al mundo.
"Vi la película (versión de Walt Disney) cuando era niño y es un filme que está formó un vínculo entre mi mamá y yo por el resto de mi vida. Me afectó porque Pinocho veía el mundo como yo lo hacía. Siempre me encabronó que la gente le exigiera a Pinocho ser obediente, así que quise hacer una película sobre la desobediencia como una virtud, y también sobre expresar cómo no necesitas cambiar para que te amen", compartió el director para Variety.
Esto fue uno de los motivos que atrajo a consolidado talento internacional a formar parte de la puesta en escena, pues la película cuenta con talento actoral que va desde Ewan McGregor hasta Christoph Waltz, así como el reputado compositor Alexandre Desplat, quien ya había trabajado con del Toro en La forma del agua.
Durante su presentación en la sala frente al público, del Toro hizo una confesión emotiva que dio al momento una dimensión más entrañable y fantasmal:
"Todos aquí creen que la animación no es un género, (sino) que la animación es arte. Animación es cine. [...] Sólo quiero decir, mi mamá acaba de morir, y esto (la película) era muy especial para ella y para mí. Ésta no sólo es la primera vez que verán la película, es la primera vez que ella verá la película junto a nosotros. Gracias".
Universalmente ovacionada
Según Variety, la premiere internacional fue un éxito entre las audiencias, pues durante la primera exhibición pública de Pinocho se observó a la gente reaccionar con risas y llantos discretos. En la opinión de su propio corresponsal, la cinta es un insólito caso de entretenimiento para toda la familia sin miedo de dejar perplejos a los niños así como de embrujarlos, gracias a un tipo de contemplación apropiada para su juventud, así como una mezcla de corazón, momentos dolosos y golpes de rareza que es mejor ver que describir.
Por su parte, Leslie Felperin, de The Hollywood Reporter, se mostró más reservada con el resultado. La crítica profesional tuvo problemas con el montaje y la duración de la cinta, así como un tono que quizás era demasiado complaciente en favor de su mensaje. Pese a ello, reforzó el manejo de las ideas de la película así como su intención por la aceptación de uno mismo bajo cualquier circunstancia, calificándola finalmente como una imperfección perfecta.
Pinocho tendrá un estreno limitado en algunas ciudades del mundo para concursar en la próxima ceremonia de los premios Óscar, donde se espera que figure como la principal contendiente en la categoría de animación. Después, debutará en Netflix el 9 de diciembre.
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