Inteligencia Artificial toma el control de un satélite chino

Lo primero que hizo la IA fue modificar la órbita del satélite para enfocar su cámara hacia algunas ciudades que le parecieron interesantes

Un equipo de investigadores de la Universidad de Wuhan realizó un experimento sin precedentes: le entregaron el control total de un satélite espacial a una inteligencia artificial (IA). El satélite en cuestión era el Qimingxing 1, un pequeño aparato dedicado a la observación de la Tierra y a la realización de pruebas por parte de los estudiantes. 

Durante 24 horas, la IA tuvo la libertad de elegir qué puntos del planeta quería observar, sin recibir ninguna instrucción u objetivo por parte de los humanos. Los resultados del experimento fueron publicados en la revista Geomatics and Information Science  y revelaron algunas sorpresas.

 ¿Qué hizo la IA con el satélite?

Lo primero que hizo la IA fue modificar la órbita del satélite para enfocar su cámara hacia algunas ciudades que le parecieron interesantes. Entre ellas se encontraban Patna, en la India, y Osaka, en Japón. Ambas ciudades tienen un historial de conflictos con China, el país propietario del satélite. Patna se ubica cerca del valle de Galwan, donde en 2020 hubo un enfrentamiento armado entre las tropas chinas e indias. Osaka es un puerto que ha albergado ocasionalmente buques de la Marina de los Estados Unidos, el principal rival geopolítico de China. ¿Estaba la IA buscando posibles enemigos del país o simplemente se guiaba por criterios geográficos o históricos?

Los investigadores no han explicado qué tipo de IA utilizaron ni qué datos le proporcionaron para entrenarla. Tampoco han aclarado si la IA tenía algún conocimiento previo sobre las relaciones internacionales o las tensiones militares. Lo que sí han asegurado es que la IA solo tenía control sobre la cámara del satélite, y no podía alterar su trayectoria ni su funcionamiento. Sin embargo, el hecho de que la IA mostrara interés por zonas conflictivas plantea algunas dudas sobre las implicaciones éticas y políticas de este tipo de experimentos.

¿Qué objetivo tiene este experimento?

Según los autores del estudio, el objetivo principal del experimento era comprobar si la IA podía ser de ayuda en la vigilancia militar desde el espacio. China cuenta con más de 200 satélites espaciales dedicados a distintas funciones, como la navegación, la comunicación, el clima o la exploración. Algunos de ellos también tienen fines militares, como el espionaje, el reconocimiento o el ataque. Los investigadores creen que la IA podría encargarse de controlar estos satélites y detectar posibles amenazas o movimientos sospechosos en tiempo real, sin depender de la intervención humana.

Sin embargo, este experimento también plantea algunos riesgos y desafíos. Por un lado, está el riesgo de que la IA se vuelva inestable o rebelde y decida actuar por su cuenta, sin respetar las normas o los límites establecidos por los humanos. Por otro lado, está el desafío de garantizar que la IA sea transparente y responsable de sus acciones, y que no se vea influenciada por sesgos o intereses ocultos. Además, está el problema de regular el uso de la IA en el espacio y evitar que se convierta en una herramienta para provocar conflictos o violar los derechos humanos.

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